Los precios de los vehículos nuevos con motor de combustión se han disparado en los últimos cinco años un 35%, un aumento muy superior a la inflación acumulada durante este mismo periodo que ha alcanzado el 12,8%.
El pasado mes de julio, el IPC de los automóviles ascendió al 9,3% en tasa interanual, superando la cifra más alta registrada en todos los tiempos que se contabilizó en Marzo de 1996, que se elevó a un 4,9%.
Es evidente que este encarecimiento de los automóviles está en línea con la subida de precios de todas las materias primas que estamos sufriendo últimamente, pero además hay que sumar las penalizaciones de la Unión Europea a muchos fabricantes por no cumplir con las emisiones impuestas de dióxido de Carbono (CO2).
Pero el principal motivo sigue siendo la falta continua de suministro de los chips semiconductores, cada vez más demandados, ya que los clientes pedimos y exigimos vehículos más equipados y con más extras, lo que ha hecho que las marcas prioricen las ventas de los modelos más rentables, hablando claro, los modelos más caros.
Y es que si pensamos que la crisis de los chips semiconductores va a llegar a su fin, estamos muy equivocados, los expertos en el sector nos advierten que seguiremos con problemas de abastecimiento hasta 2024.
Como todos sabemos, a partir de la pandemia del COVID-19 y del confinamiento, lógicamente las fábricas cerraron también y es a partir de ese momento cuando empezamos con el retraso y se dejaron de fabricar cantidades suficientes. A esto se le ha añadido que el aumento del teletrabajo, y de las clases y reuniones online, han producido una subida en las ventas de ordenadores hasta un 55% solo en 2021. Así que los fabricantes de los famosos chips no dan a basto y han tenido que decantarse por la informática que seguramente les pague más que las empresas de automoción.
Los fabricantes de vehículos no han podido ni pueden producir suficientes coches para atender la demanda actual, y eso ha ocasionado el retraso en los plazos de entrega y el aumento de precios de todos los vehículos.
Y ahora la gran pregunta, porqué no se hacen fábricas de chips semiconductores?. En respuesta a esto, Intel ya ha anunciado que va a invertir 20.000 millones de dólares en dos nuevas fábricas en Arizona (Estados Unidos). La Unión Europea también ha manifestado su intención de abrir fábricas para paliar la escasez de semiconductores. Pero no es tan fácil, este tipo de instalaciones, debido a su complejidad que supone producir microchips, tardan tiempo en iniciar su actividad, por lo que la crisis va a persistir al menos dos años más.